Los Presidentes Infantiles desde 1972

Presidentes Infantiles desde 1972

El Esfuerzo y la Pasión de un Presidente Infantil en una Falla: Un Viaje de Dedicación y Comunidad

Ser el Presidente Infantil de una falla no es solo un título honorífico; es una labor que implica compromiso, esfuerzo y una inmensa pasión. Para muchos niños, este rol representa uno de los momentos más importantes de sus vidas, permitiéndoles vivir la tradición fallera desde una perspectiva única y llena de responsabilidades.

Un Papel de Gran Responsabilidad

El Presidente Infantil tiene la tarea de ser el representante oficial de la comisión infantil de la falla. Este cargo, aunque suene sencillo, conlleva una serie de responsabilidades que incluyen asistir a numerosos eventos oficiales, desde la presentación de la falla hasta la participación en procesiones y ofrendas. A lo largo del año, el Presidente Infantil se convierte en el rostro visible de la comisión, una figura central en todos los actos, tanto internos como externos.

En muchas ocasiones, el presidente se enfrenta al desafío de hablar en público, lo que implica armarse de valor y asumir su rol con la misma seriedad que un adulto. Estos discursos suelen estar cargados de emociones, donde el niño, a pesar de su corta edad, es capaz de transmitir el orgullo que siente por su comisión y por el trabajo realizado junto a sus compañeros.

La Preparación para los Actos

Desde el momento en que es elegido, el Presidente Infantil comienza su preparación para los actos más importantes del calendario fallero. Uno de estos es la presentación de la fallera mayor infantil, un evento crucial donde el presidente tiene el honor de acompañar a la fallera mayor infantil en uno de los días más esperados por la comisión.

La preparación para estos actos va más allá de lo protocolario. Los presidentes infantiles suelen estar presentes en los ensayos, practicando su papel en los eventos y colaborando activamente en la organización de las actividades. Aunque para ellos todo parece un juego, lo cierto es que llevan consigo una gran carga emocional al representar a todos sus amigos y compañeros en cada uno de estos momentos.

La Dedicación y el Sacrificio

Ser Presidente Infantil también implica sacrificios. Muchas veces, estos niños deben sacrificar parte de su tiempo libre para cumplir con sus compromisos falleros. Las reuniones, ensayos y actos oficiales requieren de tiempo y energía, algo que no todos los niños de su edad estarían dispuestos a dar. Sin embargo, para un Presidente Infantil, todo esfuerzo vale la pena cuando ve el resultado final de su trabajo.

La dedicación también se refleja en su capacidad para involucrarse en las distintas actividades de la comisión. Ya sea participando en la organización de eventos infantiles, ayudando a sus compañeros o siendo una fuente de inspiración para los más pequeños, el presidente infantil se convierte en un ejemplo de cómo el esfuerzo colectivo es el pilar fundamental de una falla.

La Pasión por la Tradición

La pasión es uno de los elementos clave que impulsa a un Presidente Infantil. Ser parte de una falla, especialmente en este rol, no es solo cumplir con una serie de obligaciones, sino vivir intensamente la tradición fallera. La emoción de participar en la Ofrenda, el orgullo de ver plantada la falla en la que ha trabajado durante todo el año y la tristeza que acompaña a la Cremà son sentimientos que forman parte del viaje emocional de cualquier fallero, pero que, en el caso del presidente infantil, se intensifican por la responsabilidad que conlleva su cargo.

Los niños que asumen este papel suelen llevar consigo un amor profundo por su falla y por las tradiciones que esta representa. En sus corazones, las fallas son mucho más que monumentos de cartón y pólvora; son una forma de vida, una comunidad unida por el arte, la música y la cultura.